La Agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al hombre sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre. Cicerón

domingo, 23 de enero de 2011

SEMILLAS TRANSGÉNICAS Y EL NUEVO FASCISMO EUROPEO



El desastre ecológico provocado por las semillas transgénicas contaminando miles de especies y variedades vegetales que los agricultores desde siempre nos podíamos auto reproducir sin coste, está provocando efectos perversos en muchos lugares del planeta.

Uno de los más graves está sucediendo en la India dónde cada año se suicidan unos 20.000 agricultores, al comprobar desesperados el engaño de las semillas transgénicas.

De pronto se encuentran que no hacen ni el dinero suficiente para pagar las malditas semillas transgénicas de arroz y algodón y se dan cuenta que a la vez han perdido todas las semillas autóctonas de arroz que tenían , con las cuales sin ningún coste, podían resembrar año tras año, y alimentar como mínimo a su familia.

El instrumento para suicidarse es un trago del pesticida, que antes con sus semillas no les hacía falta utilizar, y que ahora como modernidad impuesta, tampoco pueden pagar.

Si a este problema social que empobrece aún mas a los Países menos desarrollados, le añadimos el problema de la afectación a la salud de las personas y la contaminación ambiental, nos encontramos con un cóctel que se tiene que calificar de terrorismo biológico con secuelas de muerte y desolación.

Son ya infinidad de estudios científicos imparciales que piden que se pare de introducir alimentos modificados genéticamente en la cadena alimentaria.

En experimentos de laboratorio, alimentando ratas con estos alimentos (Soja, Maíz, patatas, etc) resultan con afectaciones graves sus hígado, páncreas y riñones, alteran su sistema inmunológico y disminuyen su fertilidad.

Estos estudios científicos, todos en inglés, se pueden encontrar en este enlace http://www.somloquesembrem.org/index.php?id=33&hover=14

Y un resumen de un experimento ruso, comentado en español, en este otro enlace: http://www.rel-uita.org/agricultura/transgenicos/amenaza-a-bebes.htm,

A pesar del rechazo que provocan en la Sociedad Europea los alimentos transgénicos, por sus probables consecuencias en la salud de las personas, las Multinacionales farmacéuticas que monopolizan la obtención de semillas a nivel planetario, siguen adelante en su sofisticación de la técnica de dominación de los genomas vegetales.

Grácias a una técnica denominada “Tecnología de restricción del uso genético” (TRUG ) vulgarmente denominada ”Terminator”, hará posible semillas suicidas.
Es decir las semillas saldrán programadas para nacer una sola vez , haciendo que su descendencia sea estéril, para evitar que el agricultor las pueda volver a sembrar sin ningún coste.
Pero el que todavía es más grave, es que la Unión Europea, subvencione con el dinero de todos los ciudadanos, a aquellas empresas mafiosas, para que encubran la maldad de la semilla suicida o “Terminator “.
El “Proyecto Transcontainer “ (subvencionado por la Unión Europea) http://www.transcontainer.wur.nl/UK/About/ pretende que en lugar de tener una semilla la propiedad suicida, se transforme en una semilla “Zombie”, con posibilidades de recuperar su fuerza germinativa por medio de una nueva Tecnología de Extirpación de genes, denominada “Exorcista”.
Es decir, si un agricultor quiere sembrar un segundo año, semilla hecha por él mismo a partir de una semilla transgénica comprada el año anterior , deberá pagar a la Industria farmacéutica por aplicar la tecnología “Exorcista”, (un producto químico por ejemplo) para recuperar la vida de aquella semilla medio muerta, obtenida de segunda generación.


Las preguntas que nos podemos hacer son:

¿Realmente necesitamos de tanta tecnología sucia e interesada para producir alimentos?.

¿Si piensan algunos desalmados que cereales aptos para alimentar humanos hambrientos deben convertirse en eco-combustibles para los vehículos con la excusa de contaminar menos el medio ambiente , no deberemos pensar también el resto mayoritario de humanos en producir e ingerir alimento (nuestro combustible) producido de forma ecológica y no tan manipulada genéticamente?.

¿O es que tal vez ingerir alimentos cada día más rellenos de aditivos químicos , insecticidas, funguicidas, antibióticos y modificaciones genéticas, es una estrategia de estas malditas empresas, para tener a la sociedad siempre medio enferma?

Tener clientes a perpetuidad ligados a la poderosa industria farmacéutica es un gran negocio y mucho mas teniendo en cuenta que solo se dedican a producir medicamentos que no curen , pero que sí sirven para hacer crónica la enfermedad.

Afirmar esto puede parecer muy fuerte, pero solo hace falta interesarse en leer la entrevista que el periódico La Vanguardia hizo al Premio Nóbel de Medicina , Dr. Richard J. Roberts , el día 27 de Julio del 2.007 en el espacio “La Contra” titulada “ El fármaco que cura no es rentable” http://www.homeosynthesis.es/Industria%20farmaceutica.pdf

Y más espeluznante todavía es leer el informe elaborado por la monja catalana Teresa Forcades, Doctorada en medicina titulado ”Los Crímenes de las Grandes Compañías Farmacéuticas”.

Se puede obtener en este enlace http://www.fespinal.com/espinal/llib/es141.pdf
Es además muy preocupante que las multinacionales Monsanto, Singenta-Novartis, Bayer, Basf …. que dominan el mundo de las semillas, a la vez tengan potentes industrias farmacéuticas y de alimentación. Son intereses muy contrapuestos que haría falta separar por el bien de la humanidad, puesto que salud y alimentación van íntimamente relacionadas y son parámetros que habrían de estar excluidos de la locura especulativa y de la manipulación genética en que han entrado estas empresas.
Aunque mas alarmante es, que quien teóricamente nos tendría que defender de los abusos de estas industrias, léase Comisión Europea con su Presidente Barroso a la cabeza , se venda a sus intereses , aprobando la legalización de una patata transgénica de Basf , http://www.greenpeace.org/espana/news/100302-02 con estudios que demuestran su peligrosidad, en contra de la opinión mayoritaria de un Parlamento Europeo que cada día se está convirtiendo mas en un lugar de simple pastoreo político, sin ningún poder democrático sobre la Mafia organizada en torno la Comisión Europea.

¿De que nos sirve votar a un Parlamento Europeo y mantener a cientos de Diputados y miles de funcionarios, si quien realmente gobierna son títeres como el Sr. Barroso a las ordenes de estas Industrias Farmacéuticas?
¿ A que esperan para rebelarse al menos los diputados que discrepan de las decisiones fascistas de los órganos europeos de gobierno antidemocráticos ?

Por dignidad todos a casa y a organizar conjuntamente con la Sociedad unas nuevas bases de auténtica democracia participativa.
Suiza puede ser un buen ejemplo de participación ciudadana . Por referéndum popular vinculante, convocado por el mismo pueblo suizo ,con el aval de 100.000 firmas , pudieron prohibir hace años los transgénicos.


 josep pamies

lunes, 17 de enero de 2011

REPENSADO LAS LEYES DEL MERCADO

Pensa-miento 42: Por un euro gastado en la compra de una piña tropical, quien se la entrega –el distribuidor minorista o supermercado- obtiene 40 céntimos, las empresas comercializadoras unos 38 céntimos y el dueño de las tierras o plantaciones 18 céntimos. Restando sólo 4 céntimos para las manos que las amamantaron. Esta es la Primera Ley del Mercado Neoliberal: «cuanto menor es el precio que se le da a un producto, mayor es el precio que pagan las y los productores». Más injusticias, más abusos, más opresión…
Pensa-miento 43: Las presiones de los sindicatos agrarios han conseguido una ley que obliga a las grandes superficies, que venían pagando a las y los agricultores cien largos días después de recibir sus productos, a adelantar este pago a un máximo de 30 días.  Alcampo muy molesta, ya ha reaccionado.  Descontará, a partir de ahora, un 0’15% a todos sus proveedores. Segunda Ley del Mercado Neoliberal: «Un pequeño porcentaje puede parecer poco dinero, pero significa mucha prepotencia».

martes, 11 de enero de 2011

Los retos de la alimentación


El cierre del año 2010 es también el final del Año Internacional a favor de la Biodiversidad declarado por Naciones Unidas, por lo que esperemos que el asunto no se arrincone ahora en el cajón de temas pendientes. Porque si algo tenemos claro, con o sin año internacional, es que el futuro de la humanidad depende de la nave en donde viajamos, la Tierra, y esta sólo continuará mientras sea biodiversa.
La comunidad científica ha señalado en numerosos informes que la situación patrimonial de la Tierra es preocupante. Entre todos, destaca el trabajo elaborado por el Centro de Monitoreo para la Conservación Mundial que, tomando diferentes indicadores (como la apropiación de recursos naturales, el número de especies amenazadas, la cobertura de áreas protegidas, la extensión de bosques tropicales y manglares y el estado de los arrecifes de coral) y su evolución desde 1970 hasta 2006, demuestra con objetividad y cifras lo que la observación cotidiana y atenta de cualquier paisaje también nos dibuja: disminución de especies y razas de distintos grupos de mamíferos y aves, reducción de la extensión de los bosques y los manglares, deterioro de las condiciones marinas y de las costas, invasión de especies exóticas compitiendo con las especies nativas, etc. El análisis le ha permitido a este centro dependiente del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) afirmar que “los gobiernos no lograrán cumplir su promesa de llegar a 2010 con una reducción significativa de la pérdida de diversidad biológica”. Ciertamente.
Cuando se habla de pérdida de biodiversidad, la primera mirada recae sobre los espacios naturales más vírgenes y las especies animales más exóticas, pero si enfocamos hacia los vegetales y animales que nos alimentan la fotografía es igual de grave, y es bajo esta óptica más fácil relacionar la biodiversidad con el futuro de la especie humana. De las 50.000 especies de aves y mamíferos contabilizadas en el planeta, únicamente encontramos 40 de animales domésticos de utilidad para la alimentación y la agricultura. Además, sólo 14 concentran el 90% de su aportación a la alimentación y la agricultura. Es decir, a pesar de su relativa escasa importancia sobre la diversidad global (40 especies sobre 50.000), las especies de animales domésticos tienen una importancia enorme: satisfacen más del 30% de las necesidades humanas en alimentación y agricultura (carne, leche, huevos, estiércol, etc.); en los países en desarrollo aún suponen más del 60% de la fuerza motriz que se utiliza en la agricultura o en el transporte; y se estima que, de forma global, unos 2.000 millones de personas viven directa o indirectamente de la ganadería. 
No obstante, estas especies domésticas están también muy asediadas en su diversidad, esto es, en sus diferentes razas. En concreto la FAO (Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación), después de varios años de trabajo, presentó en 2003 la Lista de Vigilancia Mundial para los Animales Domésticos, donde reconocía la gravedad de la situación: se han perdido la mitad de las razas que había hace cien años y el ritmo de extinción es de seis razas de animales domésticos al mes, con lo cual, de mantenerse este ritmo, en los próximos 30 años se perdería el 40% de las razas a nivel mundial. Sólo en España, según el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de 2008, el 81% de las 177 razas locales registradas se encuentra en riesgo de extinción.
Así como todos los estudios coinciden en señalar entre las causas de la pérdida de biodiversidad general el cambio climático, el aumento de desastres naturales, el incremento de incendios… y, desde luego, el papel del ser humano, en el caso de la pérdida de diversidad de animales domésticos aptos para la ganadería, la responsabilidad la hemos de focalizar en la generalización de un modelo de alimentación único y global impuesto por una nueva especie que llegó al planeta a ritmo de desregulaciones, privatizaciones y liberalizaciones: las transnacionales de la alimentación.
Con la connivencia de las políticas públicas, estas corporaciones han impuesto una alimentación rápida, muy carnívora, de poco sabor e insana, que les permite –a ellas– expandirse y enriquecerse, y que se asienta en un modelo de industria ganadera, lógicamente, también muy homogeneizado y uniformizado. Con los argumentos de la máxima rentabilidad se ha primado una genética animal orientada a la máxima producción de huevos, leche o carne; producciones con mayor cantidad de grasa; o crecimiento más rápido de los animales, dejando de lado otros valores como la capacidad de adaptabilidad o rusticidad. Sólo se utilizan genética y animales de primera división que controlan unas pocas empresas, relegando a la desaparición a muchas estirpes que han estado siempre al acceso y bajo el control de campesinas y campesinos.
Así, me atrevo a afirmar que la velocidad a la que perdemos diversidad animal ganadera es proporcional a la velocidad en que las corporaciones de la alimentación aumentan su control en la cadena alimentaria.
Gustavo Duch Guillot es coordinador de la revista ‘Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas’.
Ilustración de Mikel Casal