Ya sobre el punto de no retorno, estas reflexiones pasan de ser simples advertencias, pues apuntan a una de las contradicciones del sistema materialista economicista, que por sus incongruencias respecto de nuestra esencia vital, ha llegado ha poner en entredicho la vida misma a condición de lograr sus propósitos de acumulación de riquezas para unos pocos, desdeñando por supuesto que la vida misma es nuestra principal riqueza. Con seguridad, ya tenéis idea sobre muchos aspectos que aquí se tocan, más los datos y precisiones del autor son importantes para dar coherencia argumental a la hipótesis. No se requiere ser vegetariano al extremo, para comprender, aceptar y llegar a tomar medidas y decisiones en nuestra práctica diaria alimentaria compatible con lo que aquí se afirma; el problema se ha hecho global, pero algo puedes hacer desde tu propio hogar.
Las consecuencias de nuestra alimentación sobre nuestra ecología externa e interna.
I - Las consecuencias de la industria alimentaria.
Como decía Heráclito: « La salud del hombre es el reflejo de la salud de la Tierra ».
Estamos obligados a constatar que ambas están en peligro principalmente por nuestra forma de alimentarnos.
En efecto, hace falta tantos combustibles fósiles para fabricar la comida moderna, como para calentar las casas o propulsar los coches.
Hacen falta tantas materias primas para la alimentación industrial como para fabricar unos coches o unas máquinas.
Esta industria alimentaria usa 20 veces más agua que las familias: hacen falta 400 litros de agua por hora, durante las 24 horas, para satisfacer las necesidades alimentarias de una sola persona.
La producción de carne vacuna requiere 80 veces más agua que las papas y los plátanos fritos.
El ganado contribuye a la contaminación del agua mucho más que toda la industria y todas nuestras alcantarillas juntas
En Estados Unidos el problema de las deyecciones animales está cobrando unas proporciones enormes con las cantidades en juego. La industria de la carne en Estados Unidos produce 61 toneladas de estiércol, o sea 130 veces el volumen de las deyecciones humanas, o sea 5 toneladas por cada americano. Según la agencia de protección del medio ambiente, los cerdos, bueyes y pollos contribuyeron a contaminar 56 315 Km. de ríos en 22 Estados, y la capa freática en 17 Estados.
Un organismo microscópico, el Pfíesteria, que se alimenta de fósforo y nitrógeno presentes en el estiércol, es muy tóxico para el ser humano y los peces.
En 1991, mil millones de peces han muerto por el Pfíesteria en el río Neuse en Carolina del Norte. Desde 1995, una cantidad similar ha sido matada por el estiércol derramado en los estuarios y ríos de Carolina y los ríos de Maryland y Virginia que se desembocan en Chesapeake Bay. Esos fallecimientos pueden vincularse directamente con los 10 millones de cerdos criados en Carolina del norte y los 620 millones de aves de corral en la orilla sur de Chesapeake Bay.
En el Estado de Virginia, el nivel de coliformes fecales peligrosas para la salud está fijado en 200 por 100 mililitros de agua. En 1997, algunos ríos tenían tasas de hasta 424 por 100 ml.
De una producción de 50 millones de toneladas de antibióticos producidos anualmente en Estados Unidos, 20 millones van a los animales: 16 administrados a las aves de corral para que engorden más rápido, y para controlar las enfermedades procedentes de la crianza industrial, con unos animales hacinados en unos espacios restringidos:
anemia, gripe, diarrea, mastitis, neumonía, etc. 20% de los pollos son portadores de Salmonelosis y 80% se contaminan por Campylobacter en los mataderos y fábricas de transformación.
Las condiciones industriales de crianza enferman a los animales. Por ejemplo, un estudio demuestra que 80% de cerdos llegan al matadero con neumonía.
Se cuentan 5000 muertes y 76 millones de casos de intolerancia alimentaria cada año en los Estados Unidos.
Las Naciones Unidas informan que las 17 zonas pesqueras más importantes del planeta alcanzaron su límite o bien están en déficit y la tercera parte de toda la pesca va a la alimentación de los animales de crianza.
La producción, el transporte, la preparación y venta de los alimentos absorben unos 16.5% de toda la energía de los Estados Unidos, donde 75% de la alimentación tiene origen industrial.
Se calculó que bastaría con 5% de las superficies arables si toda
la población norteamericana adoptara la dieta vegetariana, esto en la
llamada agricultura biológica, sin productos químicos
artificiales. Entonces un programa de reforestación masiva podría
llevarse a cabo.
Cuando se trata de destrucción del medio ambiente y de golpes contra
la homeostasis planetaria por lo que ocurre en el Tercer Mundo, tan
sólo olvidamos de considerar que el Occidente lo mira cual
depósito natural práctico, y lo destroza sin el menor
escrúpulo.
Así es como 50 hectáreas de selva tropical húmeda desaparecen
del globo a cada MINUTO, para hacer carne y devolver deudas ficticias,
amenazando de esta manera el abastecimiento de la humanidad en oxigeno.
Cada bolita de carne para hamburguesa hace desaparecer 5 metros
cuadrados de selva tropical.
Por eso los vegetarianos dicen que la carne no sólo es un asesinato
sino un suicidio.
El desastre ecológico del abuso de carne no sólo atañe al
tercer Mundo.
« La desertificación del suelo al que debemos nuestra existencia
está en marcha tanto en Europa como en Estados Unidos. Para este
país por ejemplo, nombraremos algunos datos de un artículo
publicado en la revista mensual americana « The Atlantic » en
noviembre de 1989, bajo el titulo «Back to Edén», por Evan
Eisenberg.
Este artículo informa acerca de los análisis del geneticista Wes
Jackson, fundador de un «Land Institute» (Arkansas) donde
recomienda la abolición de la agricultura actual y el retorno a una
pradera de gramíneas salvajes.
El proceso evolutivo empezado hace 400 millones de años para llegar a
las especies actuales se ha invertido hace cerca de 10 000 años, con
la llegada de un modo de vida llamada « rural » . La reja del
arado, sin duda privó de porvenir a las generaciones futuras más
que la espada. La pradera vive de la renta de sus intereses, mientras el
trigal vive del capital.
En Estado Unidos, una tercera parte del humus ya desapareció, quemado
por la inundación química. En 1948 hacía falta 500 toneladas
de insecticidas para dejar a los insectos sólo 7% de las cosechas; 40
años más tarde, los insectos consumen más del doble, a pesar de
10 veces más insecticidas »
Todo eso para la carne, ya que 88% de la materia vegetal así obtenida
sirve para alimentar a los cerdos, bueyes, aves de corral.
Si 4 millones de campesinos americanos han dejado la tierra desde 1938,
sólo es para abandonarla a unas empresas de destrucción
agrícola cada vez más eficientes, que exportan sus métodos y
productos químicos, y hasta sus semillas tratadas por la
biotecnología, hacia el Tercer Mundo.
Añadamos que actualmente vemos regiones enteras sin agua potable, por
la contaminación con nitratos y estiércol, así como una
epidemia de encefalitis en los bovinos que ingieren residuos animales a
modo de comida.
Una sociedad enteramente nueva podría librarse del caos si las
opciones fundamentales apuntaran a una conducta vegetariana, o
sencillamente más vegetariana.
Ejemplos:
El mejor rendimiento alimentario por hectárea lo tienen las huertas.
En el borde de las carreteras se podrían plantar nogales y
castaños: una doble línea de árboles, en un tramo de sólo 16
kilómetros, ya correspondería a una superficie de 46
hectáreas.`
Los árboles frutales pueden servir para la reforestación, con las
mismas ventajas ecológicas de conservación de la capa de humus.
Un autor americano que quedó desconocido:
Bruno Schubert había publicado en 1967, en California, un librito
excelente, demostrando cómo un cambio alimentario de este tipo, junto
con una reforma económica allegada a las tesis de la economía
franca de Gesell o de la economía distributiva de Duboin, podía
transformar la sociedad y conducirla a una edad de oro.
Su titulo: « La supervivencia de la humanidad ». Desgraciadamente,
no es posible encontrarlo.
Cuando se sabe que, en la superficie de 5 terrenos de fútbol, 100
personas pueden vivir de semillas pero tan sólo 2 de carne vacuna, la
elección entre abuso de carne y vegetarianismo es la clave del
problema planetario y luego de la supervivencia de nuestra especie.
II - Del abuso de carne a la antropofagia del tercer Mundo por los
ricos.
Puede sorprender el titulo; pero sólo es el reflejo lapidario de una
realidad concreta y medible: El Tercer Mundo muere de hambre porque los
países ricos mueren de plétora.
Aparte de cualquier justificación sea sanitaria u otra, bastan las
constataciones siguientes para abrir los ojos y el corazón:
El ganado de los países ricos come tantos cereales como los Indios y
los Chinos juntos. En efecto, hace falta un promedio de 7 kilos de
alimentos directamente comestibles para el hombre, para obtener un solo
kilo de alimento de origen animal » (Sauvez votre corps, Dr.
Kousmine, p 215).
Un taller gigante de California con 100,000 bovinos consume 850
toneladas diarias de maíz, lo que podría alimentar a 1,7 millones
de africanos del este.
La mitad del agua de los Estados Unidos sirve para engordar el ganado,
o sea, 5 veces el consumo de la población del país, con 20 veces
más excrementos y 85% de pérdida de humus.
El problema del hambre en el mundo está falseado desde el origen, en
la medida en la que no se toma en cuenta un retorno eventual al
vegetarianismo.
Los países del Este de Europa compran en el mercado mundial unas cantidades ingentes de cereales (52 millones de toneladas en 1984 para el caso de la ex Unión Soviética), que sirven en gran parte para alimentar al ganado.
En los países industrializados occidentales, sólo el 22% de los
cereales se usan para la alimentación humana, mientras que en los
países en desarrollo la tasa es de 87%. Suiza importa anualmente 1,4
millón de toneladas de cereales, con 71% destinados a los animales de
carnicería.
Bastaría con que en Estados Unidos, por ejemplo, se comiera 10% menos
de carne, para que 60 millones de personas no murieran de hambre (valor
mentado por el Dr. Christian Schaller).
Con la cantidad de cereales que usamos para alimentar el ganado en los
países occidentales, podríamos dar de comer a toda la gente del globo. Una sola hectárea aporta
7,800,000 calorías con pan, 3 millones con leche pero solamente
1,215,756 con carne! En términos de proteínas, esto equivale a
255,153 y 13 gramos (Dr. Schlemmer).
El orden injusto del mundo.
Menos de 1% de grandes hacendados brasileños poseen 46% de las
tierras, mientras 89% de los pequeños tan sólo tienen 18%, y el
resto (34%) está entre manos de la clase media. En cuanto a las
exportaciones de carne de Brasil, su crecimiento puede sobreponerse a la
« deuda », y en el de la desertificación de la selva
amazónica. Todo eso para satisfacer el pedido de carne de los
pudientes.
III - Mi selva por una hamburguesa.
Para cada kilo de carne exportado por Costa Rica, este país sacrifica
dos toneladas y media de su fina y única capa de humus. Y más de
mil toneladas de carne vacuna están transformadas a diario en los
McDonald de los Estados Unidos.
En 1950, el 72% del territorio de Costa Rica era selva. Hoy día, su
cobertura forestal ya alcanza apenas el 26%, con 60,000 hectáreas
desbrozadas todos los años. En el transcurso del año que sigue al
desbrozamiento, hace falta una hectárea de pradera artificial para la
alimentación correcta de una sola cabeza de ganado.
Al cabo de 5 años, la delgada capa de humus está agotada hasta el
punto en que cada animal necesita de 5 a 7 hectáreas. Y luego, basta
con 3 o 5 años para que el desierto se instale. Entonces se prende un
incendio más allá: durante los meses de julio y agosto de 1989, 59
000 incendios devastaron unos 33,000 kilómetros cuadrados de
Amazonía, o sea más que el territorio de Bélgica (Tribuna de
Ginebra, 1-9-1989, pag. 7)
Y cada 17 horas, se abre en alguna parte del mundo un nuevo McDonald,
para despachar más de 25 millones de hamburguesas cada DIA; eso
equivale a 125 kilómetros cuadrados de desierto suplementario cada
día, y a la desaparición de especies vegetales y animales
irremplazables ya que apenas se conoce unas centésimas partes de las
propiedades químicas de las plantas, y se descubre constantemente
otras especies vivientes en lo que queda de superficies salvajes.
Acumular esos datos produce vértigo, por su barbaridad. Pero en el
origen de este frenesí autodestructor siempre están las dos
pulsiones de (froid) Freud: ser grande y darse gusto, o sea, en
términos macro-analíticos, hacer lucro financiero y consumir
valores mercantiles. Lo cual nos vuelve a llevar a las motivaciones
individuales y determinaciones sociales, económicas y políticas.
Cuando el tercer Mundo a diario puede darnos 200 millones de dólares
de intereses, es porque cogemos en el montón suyo y él hace lo
mismo con el medio ambiente: el resultado será igual para todo el
mundo salvo que sólo una pequeñísima parte de la humanidad lo
habrá aprovechado para sus gustos.
(SELVA VÍA SATÉLITE) - A la selva amazónica ya le quedan menos de
veinte años de vida. Contiene unos 40% de las selvas tropicales del
mundo, tiene un rol determinante en el mantenimiento de la
biodiversidad, de la hidrografía regional y el clima mundial, - pero
también presenta la más alta tasa mundial de destrucción: dos
millones de hectáreas cada año.
La deforestación amenaza no sólo los árboles y la fauna, sino
también los pueblos que allí viven.
IV - Cambiar de alimentación o el Apocalipsis.
Albert Einstein decía al respecto:
«Según mi punto de vista, el modo de vida vegetariano, por sus
efectos físicos en el temperamento humano, podría influir, de una
manera sumamente benéfica, en el destino de la humanidad »
La recíproca es, que el modo de vida no vegetariano puede influir, y
nos consta, de una forma tremendamente destructiva sobre el destino de
esta humanidad.
René Dumont había anunciado el punto de no retorno para el año
2000; decía que si el vegetarianismo no se hace costumbre, en lo que
quedaba de siglo, la conducta normal y consciente de la gente, se
produciría el Apocalipsis. Quizá sea eso lo que inconcientemente
espera la sociedad, al sentirse confusamente caída en un mundo que no
es el suyo. Pero ¿cómo volver a hallar una dimensión
sobrehumana perdida por una caída inmemorial, si no se es capaz de
convivir con sus congéneres y las demás especies vivientes?
Mi punto de vista es, que nunca es tarde para obrar el bien, puesto que,
según la frase famosa, hoy es el primer día del resto de nuestra
vida.
¡Nos toca hacerla diferente!
V - Para que el mundo cambie, la humanidad debe cambiar rápidamente
sus hábitos alimentarios.
Hace falta diez veces más tierra arable para alimentar un
carnívoro que para alimentar un vegetariano, y acabamos de ver a
qué consecuencias nos ha llevado el consumo de carne.
Salta, pues, a la vista que, el adoptar una dieta muchísimo más
vegetal y muchísimo menos animal, podremos resolver todos los
problemas de hambruna, así como los de la destrucción de nuestra
madre tierra.
Además cada ciudadano del mundo debe tener el derecho absoluto de
emplear una parcela de tierra para cultivar su propio alimento exento de
venenos.
Desde Hermes Trismegisto en Egipto, Pitágoras en Grecia, y el
naturalista Plinio el Viejo, hasta nuestros días, unos grandes sabios
y terapeutas no dejaron de celebrar las virtudes nutritivas y curativas,
para el cuerpo y el espíritu, de una alimentación natural fundada
en el vegetarianismo. ¡Es verdad!
« Si la humanidad quiere que el mundo cambie, debe modificar sus
hábitos vitales, al tomar conciencia del valor espiritual del
vegetarianismo. Este credo del nuevo vegetarianismo puede parecer
presumido, yendo más allá de una simple dieta alimentaria. Pero,
pensándolo bien, veo que la opción de la vida contra la muerte
plantea una dialéctica rigurosa con un enlace determinista
implacable, tal vez no percibido antes: la conducta vegetariana, por su
lógica interna a favor de la vida natural contra los antivalores
mercantiles, aparece cual base en que los demás movimientos deben
finalmente asentarse, so pena de quedar superficiales. Antes de traer
otras reglas de conducta para un mundo más sano, hay que haber
integrado uno mismo esta opción. Y dado el caso que la conducta
vegetariana me parece la actitud más sincera que sea compatible con
una supervivencia en el mundo industrializado, ofreciendo al mismo
tiempo una solución ecológica verdaderamente a la media del
problema actual; en comparación, las tesis de los « Verdes »
actuales resultan muy tímidas y pálidas » (D. Bloud).
Paradoja: Adoptar aquella alimentación que permite devolver a la
naturaleza, luego a los árboles, plantas, animales, unas superficies
inmensas, igualmente aumentaría la variedad de nuestros recursos en
alimentos naturales y gratuitos, y mejoraría la salud de todos.
Mientras seguir con el consumo de carne equivaldría a suicidaros
ahora, nosotros, nuestros hijos, y toda la colectividad.
Esta verdad sencilla, si se adopta y se aplica ampliamente, bastarápara salvar la humanidad y regenerar el planeta.
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